Puede parecer un tema menor, pero hay todo un mundo de aciertos y desaciertos en las elecciones y estrategias de las marcas para nombrar a sus modelos. ¿Números o nombres?, ¿Sirve llamar al sedan de una forma y al hatch de otra?. ¿Por qué Peugeot desdobló el 0? Son algunos de los temas tocados en el editorial de hoy.
Sin remitirnos a cuando era joven y cualquiera sabía de que auto hablábamos cuando decíamos R4, R12, 1500, 125, 504, ahora mismo ( antes de la pandemia ) lo veía en las reuniones familiares o de amigos, un 207 lo conocían todas y todos, un Cronos o Argo la mayoría no los conocía o relacionaba con una marca, si por ejemplo se conocía un Ford Ecosport o un Fiat Palio.
En mi trabajo con los vehículos de dos ruedas, es claro que también los números permanecen más en la memoria colectiva como Z900, R6, R1, CBR600, etc, la mayoría de los nombres se olvidan o no se relacionan con la marca exacta, salvo raras excepciones como una Vespa o una Hayabusa.
Si bien el nombre siempre depende del área de marketing o mercadotecnia de la empresa (y muchas veces se equivocan feo), queda claro que algunos nombres se transforman en un capital extra que el auto posee. Pero para que esto ocurra, debe haber una permanencia del logo, número o nombre, y que debe estar relacionada a algún aspecto del producto: deportividad, exclusividad, seguridad, robustez, innovación, confiabilidad etc.
Si bien es cierto que hay nombres «quemados», los que logran quedar en el imaginario social como reflejo de algo bueno, creo que deben seguir siendo explotados.
Personalmente no me gusta cuando una marca le cambia, cada 3. o 4 años el nombre a un producto, incorporando pequeños detalles de carrocería. Fiat, Volkswagen, Ford y Chevrolet nos tienen acostumbrados a esto, y raramente capitalizan ese «bonus extra» que implica el nombre. Cuando el producto se hizo un nombre, ya lo están discontinuando. Algunos incluso, como VW, al mismo producto le cambian el nombre de acuerdo a la región. Un disparate, poco serio. En cambio, todos sabemos que significan los números de Peugeot, y que representa la marca. Lo mismo Citroen, Hyundai, Mercedes, BMW, Alfa Romeo, Audi, Porsche, Suzuki, Volvo, Jeep, Mitsubishi, Honda, Lancia, Saab etc etc etc etc y más etcéteras.
De seguro, si nos preguntan lo más rápido posible el nombre de un FIAT, va a aparecer el 600, el 500, el 125, o el Cronos por su actualidad. Raramente nos vamos a acordar de muchos otros modelos. En cambio podría traer a la memoria más de 20 productos de Peugeot (con sus características) solo con saber el número.
En fin, el número o nombre agrega algo si el producto es bueno, y si ese es el caso, hay que mantenerlo. Lamentablemente los deptos. de marketing (con sus teorías vacías) arruinan todo y en vez de asentar y jerarquizar el nombre de un producto con el paso del tiempo (como si de vinos se tratara), en la búsqueda inmediata de novedades y estrenos, viven incorporando y cambiando nombres inútilmente.
La pregunta del millón sería: ¿ Que creen los empresarios que los clientes piensan cuando de la la noche a la mañana le cambian el nombre al mismo producto que compré hace unos meses? ¿Les interesan los clientes?
Para un mismo producto, el cambio a veces se origina en las connotaciones para el país y/o región. Por ejemplo aquí un auto no podría llamarse el Mitsubishi Pajero o Volkswagen Jetta o Chevrolet Nova. Otras veces porque el nombre ya está registrado para otro producto por otra empresa y se busca evitar complicaciones.